Quiero compartir un sentimiento recurrente que experimento cada día al prepararme para una clase de CrossFit, y la cuestión es que en general entrenar es un coñazo, pero entrenar haciendo Crossfit lo es aún más. Una hora de entrenamiento cardiovascular, prácticamente sin descanso haciendo movimientos lastrados al máximo peso posible, justo en el borde entre lesionarte y progresar. No voy a mentirte, las primeras cinco clases pueden sentirse como una terapia de electrochoque para el cerebro.
Recuerdo con nostalgia mis primeros meses en esta disciplina. Venia de años de inactividad física, un trabajo de 8 a 5 sentado frente a un ordenador, hábitos poco saludables y una dieta descuidada. Mi primera clase fue toda una masacre, aunque bien supervisada; no paraba de escuchar a la instructora, una campeona de CrossFit con más actitud que un comandante de infantería: «¡Salta, levanta, rápido, fuerte, corre, no pares, más arriba, más peso!». Gran aprecio a Marta Contreras por su paciencia y profesionalismo en mis inicios. Al terminar esa primera clase, sentí que no había entrenado tan duro en al menos 15 años. Si había sobrevivido al primer día, tal vez podría intentar sobrevivir a un segundo.
Bienvenidos al segundo día, la agujetas te hacen replantearte toda la idea. De camino al Box te atormenta pensar en las posibles 150 sentadillas que tienes para hoy, los 60 burpees, o los 40 DevilPress, ¿Que cojones estoy haciendo?, ¿por qué voy camino a esta tortura?, si tienes una mentalidad minimamente fuerte sobrevivirás al segundo día, pero si te rindes, probablemente no vuelvas nunca mas.
Cada día de entrenamiento durante este primer mes es una batalla contante entre seguir adelante o renunciar. No te voy mentir, me costo bastante lograr la mentalidad que se requiere para no renunciar. Lo único que me mantenía enganchado era que , al finalizar cada clase, me sentía mucho mejor, mejor persona por no quedarme en casa, mejor por priorizar mi salud sobre cualquier distracción, mejor por intentar buscar progreso.
Si has sobrevivido al primer mes, seguirás encontrando motivos para rendirte, pero te aseguro que, en los días siguientes, tu cuerpo sanara, se adaptara, las agujetas tardaran mas en aparecer y un milagro se consumara, no sabrás cuando será, pero pasara y descubrirás el potencial superhumano que tu cuerpo esconde, y querrás seguir hurgando cada vez más. Así amig@ mi@ terminas enganchad@ en la relación amor odio mas duradera y menos tóxica que habrás encontrado en tu vida.
Pronto una nueva retrospectiva 1 año.
Agradecimientos al club Crossfit Arganda del Rey